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La cabeza del Poder Judicial provincial planea instaurar un juicio por jurados que por razones de precariedad de las ciudades del interior, la migración continua buscando fuentes de trabajo, la ínfima problemática judicial, la ausencia de casos de envergadura, y atendiendo a que la gente lo único que requiere es que cierren los casinos, acaben con la droga que destruye niños y jóvenes en los colegios que aún tienen alumnos, los camiones que llevan material para la insólita Vaca Muerta dejen de romper las pocas rutas de acceso a las ciudades degradadas, constituye un absurdo que no tiene nombre.
Si no fuera trágico causaría risa la pretensión de querer resolver los crímenes en la provincia con un simple cambio de denominación, “… hablamos de conflictos penales en lugar de delitos, y la pena es el último recurso, lo que no es fácil puesto que tenemos formación litigante” (José Gerez, en Río Negro del 20/11/2013).
A ello agregó el funcionario: “…la mediación penal, la conciliación los criterios de oportunidad serán vías alternativas las ventajas de que todo sea resuelto en audiencia por el juez, garantizando la publicidad, la celeridad y la inmediatez…”.
Neuquén es una provincia empobrecida, no hay dinero para nadie, pero sí para despilfarrar a manos llenas en un Poder Judicial que está vacío de contenido, en tanto toda la litigiosidad se limita a juicios ejecutivos, algún laboral y trámites penales que no llegan a ningún lado y que acaban en la insubsistencia por desidia de la exagerada planta de personal que ostenta.
Es una cachetada al pueblo todo que los señores legisladores en lugar de tratar -con seriedad-los grandes temas que aquejan a la provincia, como la explotación sin rumbo ni control de los recursos de hidrocarburos, la tendencia a desaparecer de la tradicional economía del Valle sustentada, hasta el desatino petrolero, en la producción orgullosa de chacras que hoy van dejando de ser, se dediquen a instar la reforma procesal penal imponiendo ansiosamente el juicio por jurados, que es una idea fantástica, un invento sin posibilidades, un costoso capricho.
El actual Código Procesal Penal de la Provincia del Neuquén es irreprochable y sería un arma útil si jueces y fiscales laboriosos, sabios y prudentes lo aplicaran en tiempo y forma, en tanto reúne una serie de bondades que lo convierte en un instrumento adecuado para los fines de tramitar los hechos que son llevados a conocimiento y decisión de los magistrados.
La ley de forma vigente prevé elementos como la publicidad de los actos judiciales, la oralidad y la inmediación, datos notables que la convierten en una norma moderna donde los juicios pueden ser presenciados sin trabas ni condiciones por cualquiera que se interese en el asunto, a la vez que al ser oral las opiniones de las partes y del tribunal se manifiestan sin tapujos en la misma audiencia, a lo que hay que sumar la inmediatez, esto es, la relación directa de jueces fiscales y defensores con el imputado, testigos y peritos.
El error está en pensar que el problema está en la manera de tramitar un proceso penal y no en la falta de diligencia y escasa experiencia de aquellos encargados de llevar adelante el procedimiento en búsqueda de la verdad real.
Hoy no hay motivo alguno para aumentar el debe de las cuentas públicas, de invertir dinero en espejitos de colores, cuando el déficit habitacional, la falta de trabajo genuino, de hospitales de verdad y no meras escenografías de salud que carecen de personal especializado, medicamentos, atención adecuada a los requerimientos mínimos, un sistema educativo que saque a los niños y jóvenes de la calle, de la droga, del alcoholismo, de la desesperanza.
Para los señores legisladores lo esencial es invisible a los ojos y así no se legisla con seriedad para hacer cierto el bienestar general que juraron procurar al tiempo de asumir el cargo.
Establecer forzadamente el juicio por jurados en la Provincia del Neuquén, designando decenas de fiscales y funcionarios de todo tipo, resuelto sin ahorrar en gastos, es desconocer la realidad jurisdiccional neuquina, donde no hay juicios que ameriten ese gasto, que habría que cerrar oficinas en la primera circunscripción, pues no cumplen un rol necesario a la justicia, solo se necesita que la multitud de magistrados y funcionarios trabajen, no dilaten los trámites por negligencia, activen las causa penales, se investigue con prisa y sin pausa.
El juicio por jurados que se propone es como la “probation”, una manera sencilla de sacarse los pocos juicios que tramita en la sobredimensionada justicia neuquina dilapidando sin límite los dineros del abrumado pueblo neuquino que no tiene sentido alguno, meras palabras sin aceptar que la forma de hacer justicia no importa, que lo que se requiere son profesionales de comprobada idoneidad no hijos de partes, amigos o referentes sin vocación.
Además introduce la novedad de poner tiempo a los actos procesales: habrá audiencias que durarán minutos, cinco horas para hacer un juicio, dos horas para fijar la pena al imputado si lo declaran culpable, y 45 minutos para decidir sobre una prisión preventiva. Son algunos de los plazos que se estima que durarán algunos procesos con el nuevo Código Procesal Penal. Las instancias tomadas como ejemplo, con el antiguo proceso, llevaban varios días y se hacían por escrito. Además, todo se hará en forma oral, casi sin papeles de por medio y sin delegación de tareas: los jueces ya no tendrán secretarios que les redacten los proyectos de sentencia. El cálculo “a modo ilustrativo” de lo que insumirán las audiencias figura en uno de los protocolos de actuación de la Oficina Judicial, pulmón y motor del nuevo Código (ver http://www.fueradexpediente.com.ar).
Lo expuesto es una pequeña muestra del incomprensible Trámite por Jurados. En la Provincia del Neuquén las actuaciones judiciales con tiempo fijo de duración no pueden entenderse porque cuando se trata de dictar una sentencia definitiva en un juicio penal, por ejemplo, se requiere que sea la precisa sanción por el crimen cometido sin que interese el tiempo en que la decisión justa y final se concrete.
El juicio por jurados es malo y caro. No lo digo sólo yo; coincido con la opinión de Zaffaroni, que dice sobre el punto: “El juicio por jurados no funciona en ningún lado, si por jurado entendemos el modelo tradicional. No funciona porque tiene un inconveniente técnico: no se puede distinguir del todo la cuestión de hecho de la cuestión de derecho. Nadie puede decidir si hubo o no una legítima defensa, un estado de necesidad, un error invencible de algún tipo o una incapacidad psíquica, si no sabe lo que es. Y eso no se explica en cinco minutos por el juez. No hay juez capaz de explicarle a un lego todo el derecho penal que enseñamos en dos o tres años de universidad en cinco minutos. ¿La Constitución impone el jurado clásico o, en una interpretación progresiva, lo que manda es alguna forma de participación popular, de las que se han introducido en el mundo en los últimos 150 años? Me inclino por una interpretación progresiva en el último sentido, o sea, por los escabinos, una mayoría técnica y una minoría de ciudadanos legos ejerciendo control con su voto. En los Estados Unidos sólo un tres por ciento de los casos van al jurado, al resto los extorsionan con la “negociación”: si no acepta lo que el fiscal ofrece declarándose culpable, lo mandan al jurado, donde lo destruyen, salvo que lo defienda un abogado muy prestigioso, al que pocos pueden pagar. Nadie crea que el jurado hace más rápidos los juicios, por el contrario, es más complicado reunirlo y es más caro. Yo sé que hay una propaganda que va por el mundo, que quiere una justicia ‘express’, expeditiva, rápida, prêt-à-porter, sin papeles ni nada. Me parece una barbaridad, por mucho que la vendan en envase atractivo. En el fondo no es más que una suerte de linchamiento rápido de los pobres. Con signo diametralmente opuesto en lo político me suena al viejo ‘paredón, paredón’. No son chorizos lo que fabricamos, y sí así fuera, deben venir con buena carne y bien atados” (Página 12 online del 12/11/2006).
En suma es un proyecto pretencioso, excesivamente costoso para las agotadas arcas de la provincia, inadecuado para una geografía desértica y con escasos habitantes y nula problemática judicial. Es un capricho que sufragarán los menguados bolsillos del contribuyente neuquino y que lo padecerá sin culpa.
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(*) Abogado. Exjuez de la Cámara en lo Civil, Comercial, Laboral y de Minería de la Provincia del Neuquén. Docente, Escuela de Capacitación Docente de Nivel Superior del Poder Judicial del Neuquén. Ponente. Autor de trabajos sobre temas de su especialidad.
Muy verdadero lo que expresa el Dr. Manchini. El juicio por jurados es antidemocrático, oscurantista, lento, caro y fracasado en todo el mundo.
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